La Unión Europea, y principalmente España, uno de los principales importadores de soja brasileña, debería preocuparse mucho más por lo que consume. Un estudio que acaba de publicar el Instituto Escolhas, organización no gubernamental que investiga la agroindustria y la minería, ha revelado lo ineficiente, insostenible y peligrosa que es la producción de soja en Brasil. En 1993, un kilo de pesticidas producía 21 sacos de soja. En 2023, solo siete. La cantidad de venenos que se utilizan para producir la soja que se exporta a España y a varios países de la UE, así como a China y otras partes del mundo, se ha disparado de 16.000 toneladas a 349.000 en tres décadas, lo que supone un aumento del 2.019%. Esta soja es la que alimenta, por ejemplo, a gran parte de los cerdos de los que España está tan orgullosa. ¿Y quién se alimenta de los cerdos alimentados con soja brasileña y de todos los productos elaborados con la carne de estos animales?