Junto a la ventana del estudio de Max Richter (Hamelín, 59 años), un telescopio apunta al cielo luminoso. Son las tres de la tarde, pero para el compositor germano-británico la entrevista le pilla como si fuera de madrugada. “Llevo días adaptando mi reloj biológico al horario de mis próximos conciertos”, cuenta por videoconferencia desde la última planta de su casa de Oxfordshire. “Estas sesiones controladas de jet lag me permitirán salir fresco al escenario”. Serán este viernes y sábado por la noche, en la nave central del Alexandra Palace de Londres, donde celebrará los diez años del lanzamiento de Sleep (Deutsche Grammophon), una obra de ocho horas de duración escrita para cuarteto de cuerda, piano, órgano, voz y electrónica.