Los auriculares blancos con cable han vuelto. Sí, aquellos que se regalaron con el iPhone hasta 2020, y después no porque la empresa los eliminó para hacer una caja más pequeña y proteger el medio ambiente. De paso presionaba sutilmente para que invirtiéramos 150 euros o más en unos auriculares inalámbricos, pequeños y monísimos a los que llamaron Airpods, que se pierden con frecuencia, se oyen regular, dependen del bluetooth y, encima, hay que cargarlos.