Las lluvias cayeron con una fuerza devastadora. La madrugada del viernes el cielo descargó en tan solo unas horas una tromba de agua equivalente a casi la mitad de la precipitación anual del condado de Kerr, en el centro-sur de Texas. Las inundaciones dejaron al menos 43 muertos, entre ellas 15 niños, y decenas de desaparecidos, según el balance provisional de las autoridades locales. Se trata de un suceso sin precedentes en el último siglo en la zona, una región eminentemente rural a unos 100 kilómetros de San Antonio, donde estaba instalado un campamento de verano que hospedaba a 750 niñas. Una de ellas falleció y una veintena aún no han sido localizadas.
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