Brasil, una tierra donde las lluvias torrenciales, las inundaciones, las sequías, y las olas de calor son más frecuentes e intensas, sufrió este viernes por la noche el paso de un fortísimo tornado que mató seis personas y causó unos 750 heridos, incluidos nueve graves. Hay también un desaparecido. El epicentro de la destrucción, una ciudad llamada Río Bonito de Iguaçu, queda a 300 kilómetros de las famosas cataratas y a 3.200 kilómetros en línea recta al sur de Belém, la ciudad amazónica que acoge la cumbre climática de Naciones Unidas contra el cambio climático. Los vientos alcanzaron más de 250 kilómetros por hora. “En los últimos 30 o 40 años, no habíamos visto un tornado con esa fuerza. Ha arrasado silos y gasolineras “, ha declarado el gobernador del Estado de Paraná, Ratinho Junior, informa el diario O Globo.
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