El primer mitin de Pedro Sánchez en la precampaña de las elecciones autonómicas extremeñas del 21 de diciembre ha estado condicionado por el sinfín de novedades que han vuelto a poner taquicárdico al PSOE por los casos de corrupción de Santos Cerdán y José Luis Ábalos, los dos secretarios de organización que, hasta junio, llevaron durante ocho años la gestión del día a día de Ferraz. El presidente del Gobierno ha obviado la corrupción en el acto, que ha coincidido durante unos minutos, pasadas las 19.20, con la salida de Cerdán de la cárcel madrileña de Soto del Real tras 142 días en prisión preventiva mientras Sánchez reivindicaba la gestión de su Ejecutivo. El secretario general del PSOE no ha hecho la menor alusión, tácita o explícita, al último informe de la UCO sobre su antigua mano derecha o a la petición de la Fiscalía Anticorrupción de 24 años entre rejas para Ábalos por la trama de las mascarillas. Sánchez tampoco se ha referido a su hermano, por cuya contratación en la Diputación de Badajoz está procesado Miguel Ángel —líder territorial y candidato— dentro de un mes por un presunto enchufismo en un juicio previsto para febrero.
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