La migración se ha instalado como uno de los temas centrales en el debate presidencial chileno. Todos los programas incluyen propuestas que en general abordan fronteras, expulsiones, empadronamientos o control de flujos, lo que muestra que el tema preocupa —y con razón— a gran parte de la ciudadanía. Sin embargo, al revisar los planteamientos, aparece un patrón común: la migración sigue siendo tratada principalmente como un problema de seguridad y no como un desafío de desarrollo, gobernanza e integración social.
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