Una línea roja se cruzó en Nueva York. El tradicional ambiente subido de tono que se vive en cada Ryder a favor del equipo de casa y contra el visitante sobrepasó en esta ocasión algunos límites y ha avergonzado al mundo del golf en su cita más planetaria. Europa conquistó la Ryder después de resistir una heroica carga final de los estadounidenses (13-15) en el campo y una batería de insultos y provocaciones de una pequeña pero ruidosa parte de los aficionados norteamericanos. Rory McIlroy, Shane Lowry, Justin Rose y Jon Rahm fueron las dianas preferidas. Los malos modos que potenció el consumo de alcohol, sobre todo el sábado por la tarde, lastiman a un deporte que siempre se ha distinguido por su etiqueta y por el respeto al juego y a los jugadores.
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