La caída telegrafiada del Gobierno del primer ministro francés, François Bayrou, que perdió este lunes la moción de confianza en la Asamblea, ponía a Emmanuel Macron ante la disyuntiva de nombrar a un nuevo jefe de Gobierno o convocar elecciones legislativas. Con la Asamblea profundamente dividida y sin mayorías, es difícil que alguno de los escenarios posibles aporte estabilidad política. Así que la idea era optar por la opción menos mala. El presidente ha elegido la primera.