
Apagar fuegos económicos fuera de campaña para poder llegar vivos financieramente a los incendios de verano. Los bomberos forestales pertenecientes a empresas privadas adjudicatarias de la Junta de Castilla y León (PP) han empezado a recibir las cartas de despido tras la peor temporada de llamas en la historia de la comunidad: cinco muertos (dos bomberos) y más de 150.000 hectáreas arrasadas. Los afectados, unos 2.000 de los 5.000 miembros del contingente, asumen el cese y aguardan a nuevas contrataciones en 2026 manteniendo como pueden el pulso monetario y laboral: muchos estudian oposiciones, estatales o autonómicas, buscando estabilidad; otros tiran de empleos temporales para capear al Sepe (Servicio Público de Empleo Estatal) y algunos directamente descansan porque se hallan de baja médica, deslomados en agosto. Así, años. El sector reclama un operativo anual completo para efectuar mejor prevención, añorada en verano, y capacitarse al máximo.