El reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la situación global de la salud mental nos recuerda algo que ya intuíamos: estamos frente a una de las mayores crisis del siglo XXI. Más de mil millones de personas en el mundo viven con algún trastorno mental. La depresión y la ansiedad son, con mucha distancia, las condiciones más prevalentes, y juntas explican no solo la mayor parte del sufrimiento de quienes las padecen, sino también pérdidas económicas globales que superan el billón de dólares anuales en productividad.