Una bacteria de apenas una milésima de milímetro ha puesto a la humanidad de rodillas en tres ocasiones. Cuando emergió de las ratas en el corazón del Imperio Romano, en el año 541, mató a miles de personas cada día, dejando montañas de cadáveres por las calles. Fue la plaga de Justiniano, culpable de la muerte de hasta 50 millones de personas. El microbio reapareció con violencia en 1346, aniquilando a un tercio de la población europea. El nombre de aquella segunda oleada todavía produce escalofríos: la peste negra. Y la bacteria regresó en 1855, extendiéndose desde la ciudad china de Yunnan y matando a unos 12 millones de personas, en la conocida como tercera pandemia de peste. Un equipo internacional de científicos, encabezado por el microbiólogo español Guillem Mas Fiol, ha descubierto ahora que el germen usó un truco inesperado para persistir durante siglos: atenuó su virulencia para, paradójicamente, matar más.
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La bacteria más asesina de la historia redujo su virulencia para poder seguir matando a millones de personas
- by Manuel Ansede
- 29 de Mayo de 2025
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- 2 meses ago
