El fentanilo ya no es solo una droga. Es un arma de destrucción masiva en cámara lenta. Decenas de miles de estadounidenses mueren por sobredosis cada año, y su impacto comienza a sentirse en Europa a medida que la droga encuentra nuevas rutas de distribución, precursores químicos y plataformas digitales. En esta nueva era del crimen transnacional, la inteligencia artificial no es una tecnología “agradable de tener”. Es un imperativo estratégico.