La cabeza gacha, los brazos en jarra rumiando tras cada gol del PSG. Hasta cuatro en el primer tiempo. Una tunda en contra pocas veces sufrida en su carrera. Messi no está acostumbrado a esas palizas. Una gestión complicada para alguien al que casi siempre le ha tocado vivir enfrente de la portería vapuleada.
Related Post
Sin categoría
Putin amenaza: “No habrá nuevas operaciones militares mientras Occidente
19 de Diciembre de 2025