Diego Céspedes se mueve con ligereza por las calles del Festival de Toronto. Debido a su juvenil apariencia y casi peterpanesca actitud, nadie sospecharía que este artista chileno, que parece aún un estudiante de pregrado, tiene 30 años y es el responsable de una de las apuestas fuertes de este certamen canadiense. Su ópera prima, La misteriosa mirada del Flamenco, ganó en mayo con toda justicia el premio de Una cierta mirada en el pasado Festival de Cannes, el galardón más importante obtenido por un título chileno en el certamen francés.