Se dice que uno de los primeros vestigios de civilización es un fémur roto que alcanzó a cicatrizar: nadie sobrevive a una lesión así sin que otro le inmovilice la pierna, le proteja y le alimente. Ese hueso soldado condensa una verdad biológica y social: cuidar es lo que nos mantiene con vida, porque activa conductas prosociales, regula el estrés y organiza la cooperación.