El gigante de la aeronáutica estadounidense Boeing ha sido una de las víctimas más evidentes de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. La semana pasada, Pekín respondió a los aranceles de Donald Trump con una subida de las tarifas que aplica a los productos hechos en EE UU y con una orden directa a las aerolíneas de su país de no aceptar ninguna entrega de aviones de Boeing aunque ya estuvieran terminados o en producción. Tampoco se permite la compra de repuestos. La consecuencia es que Boeing se queda, al menos por el momento, sin acceso a uno de los mayores mercados mundiales de la aviación y con un dilema de qué hacer con esos aviones.
Boeing repatría los primeros aviones rechazados por las aerolíneas chinas

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