
Se acabaron los tiempos en los que un escritor latinoamericano, ávido de ser publicado, se mudaba a Barcelona para hacerse un hueco entre las grandes editoriales catalanas. Si se está fraguando un nuevo boom literario, lo más probable es que estalle primero en el continente americano. El empuje de las editoriales independientes latinas y el despliegue de agentes literarios en la región, junto con las traducciones al inglés y el impulso de las ferias han redibujado en un par de décadas el paisaje de la literatura en español. Barcelona mantiene la voz y el peso económico, pero la conversación literaria hace paradas en Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires o Nueva York. “Ya no hay que ir para volver”, resumen Ana Lucía Barros y María José Ojeda, editoras de la colombiana Laguna Libros.