Solo un país como Portugal, tan atravesado de sorna como de poesía, puede bautizar un lugar donde se entierran los muertos como el cementerio de los Placeres. Frente a su portón de entrada, en Campo de Ourique, se localiza el inicio de la carrera del tranvía 28, el más popular de todos los que recorren la vieja Lisboa aferrados a cables aéreos que serpentean salvando ramas de árboles y recodos imposibles. Como guardafrenos, André Marques se hartó durante años de hacer esta carrera, larga, enrevesada y adorada por los turistas, antes de encargarse del funicular que ha pasado a la historia de Portugal como el más trágico de siempre por el descarrilamiento en el que el pasado miércoles murieron 16 personas y sufrieron heridas otras 22.
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50 segundos infernales en el funicular de la Gloria
- by Tereixa Constenla
- 7 de Septiembre de 2025
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