Cerro San Cristóbal. Santiago ha marcado mi vida adulta, porque gran parte de mi vida infantil, de colegio, la pasé fuera de Chile, por el trabajo de mi padre. Nací en Santiago, porque mis papás estaban de vacaciones, pero viví en Argentina, Uruguay, Venezuela, Estados Unidos, principalmente en NYC. Llegué a vivir a Santiago recién a los 18 años, al entrar a la universidad. Y desde que llegué, todos los domingos eran sinónimo de una caminata al cerro San Cristóbal que hacíamos con mis dos hermanas, Carmen Paz y Loreto, la menor de los cinco. Partió con la idea de hacer actividad física, pero finalmente fue mucho más que eso. Subíamos hasta la virgen conversando de todo: de lo que había pasado en la semana, lo que ocurría en el mundo, hablábamos de nuestras inquietudes, filosofábamos un poco. Era un ritual sencillo, pero muy profundo. Valorábamos la riqueza de tener estos espacios: sin tiempo, tranquilas, caminando y mirando a Santiago desde la altura, lo que nos transportaba a conversar otras cosas, más allá de lo cotidiano. Muchos años después, tras la pandemia, cuando pudimos salir, de las primeras actividades que hice fue subir al cerro san Cristóbal. Fue emocionalmente importante (Entrada por Pedro de Valdivia)
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- by Rocio Montes
- 27 de Julio de 2025
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