El cine de ciencia ficción nos ha mostrado dos genocidios acogidos por sus víctimas indirectas con desconcertante indiferencia. El primero, la destrucción, en La guerra de las galaxias: Episodio IV – Una nueva esperanza de Alderaan, no un islote perdido en la inmensidad del océano ni una pedanía desértica, sino todo un planeta con millones de habitantes. En lo que la Wookiepedia describe como “uno de los actos más crueles y viles del Imperio Galáctico”, el Gran Moff Tarkin, almirante de la Estrella de la Muerte, reduce a escombro sideral todo un cuerpo celeste en una fracción de segundo, causando, de paso, “una intensa conmoción en la Fuerza”, pero no en Leia Organa, princesa de Alderaan, que encaja la extinción del mundo que la vio crecer con encomiable estoicismo.
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El caso ‘Starship Troopers’: ¿qué hacer con “un panfleto ultraderechista” de 100 millones de dólares?
- by Miquel Echarri
- 27 de Marzo de 2025
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- 4 meses ago
