Hubo un momento, a medidos de los 2000, en que la gran constelación de museos Guggenheim que iba a desplegarse por el mundo se apagó. En 2016, el centro para Helsinki no superó, por segunda vez, la idea de proyecto y, ese mismo año, cerró sus puertas el de Berlín, abierto en 1997. Por el camino, ya se habían quedado el de Salzburgo, Río de Janeiro, Guadalajara (México), Seúl, Taichun (Taiwan) y el del sur de Manhattan, una supuesta segunda sede para Nueva York. Quedaron entonces solo dos instituciones por sacar adelante: la de Abu Dabi y la de Urdaibai, en una reserva de la biosfera en el País Vasco. Dos espacios que se unirán, a la espera de confirmación, al de Manhattan, Bilbao y la Colección Peggy Guggenheim en Venecia, las tres únicas sedes que mantiene la Fundación Solomon R. Guggenheim.
